sábado, 18 de agosto de 2012

El estado bancario (y II)


El estado bancario (y II).

Y en eso llego el gobierno…….que apostó inicialmente por una “digestión lenta” del ajuste inmobiliario negando la gravedad del desequilibrio al aceptar unas valoraciones de los activos inmobiliarios en los balances de las cajas que las condenaban a ejercer de bancos zombies sin poder incorporar nuevos créditos ni sanear sus balances.

Tras la quiebra de Caja Castilla La Mancha (marzo del 2009) y la creación del FROB (abril de ese mismo año) hasta la fecha son cuatro las reformas ensayadas por los gobiernos de Zapatero y Rajoy. En cada una de ellas se ha ido elevando el listón de las dotaciones y provisiones obligatorias para cubrir el riesgo inmobiliario, forzando la salida a Bolsa (febrero de 2011) y fusiones que solo han sumado debilidades, como evidencia el caso de Bankia. Antes, en la primera reforma de julio de 2010, el gobierno del PSOE abrió la puerta a que las cajas traspasaran su actividad financiera a un banco con el objetivo fallido de facilitar la vuelta a su financiación en el mercado.

El asunto de Bankia, con la desautorización del Banco de España (que había aceptado el plan de saneamiento propuesto por Rato y rechazado posteriormente por de Guindos) y su nacionalización (ya son 12 las cajas en esa situación), podíamos considerar que cerraba el proceso de desnaturalización y minimización de unas entidades que antes de su crisis destinaron hasta 2.058 millones de euros a temas asistenciales y sanitarios – 1.125 en el 2011 y bajando…-, pero la imposibilidad del gobierno de cubrir las necesidades de recapitalización a que sus propias normas obligaban acabaron forzando la solicitud de intervención de Bruselas.

Y el Memorando de entendimiento firmado por el gobierno español para recibir los hasta 100.000 millones de euros que pudiera necesitar nuestro sistema financiero, añade nuevas exigencias que apuntalan el declive de las cajas: deberán vender la mayoría del capital de sus bancos filiales y cotizar en bolsa. Es decir, se recluye definitivamente a las cajas en fundaciones de carácter especial alejadas de la actividad financiera y por tanto en un proceso de extinción controlada.

Se habrá recorrido así, en apenas tres años, el camino que otros países como Italia, que dispusieron también de un sector potente de cajas de ahorro, tardaron varias legislaturas, pero con un mismo resultado y objetivo: la prácticamente completa privatización del sistema financiero. La caída de la competencia y un encarecimiento de los servicios financieros, además del fin paulatino de la obra social, son los costes que no tardaremos en comenzar a pagar.

Todo ese vía crucis se ha recorrido mientras a la opinión pública se la sermoneaba desde todos los ángulos de la escena política – el gobierno de turno, la oposición del momento y……también desde Izquierda Unida- con la cantinela de que nada de lo se hacia o hiciera debía costarle nada al ciudadano.

Y para que no le cueste nada es por lo que después de negar la gravedad del problema financiero español, y de prolongar la agonía del sector, se han adoptado en la ultima reforma patrocinada por la gobierno del PP, decisiones que inviabilizan la continuidad de las cajas y abocan en el medio plazo a una nueva concentración de entidades de la que saldrán beneficiados los grandes bancos españoles y, posiblemente, extranjeros. Lo barato ha sido, al final, extraordinariamente gravoso.

Además con “banco malo”, que ahora viene impuesto en las condiciones para el rescate pactado después de que todos los actores políticos también hubieran abjurado de esa posibilidad…..porque tenía un coste para el ciudadano. Cuando se disipe la ambigüedad sobre la valoración –“valor razonable a largo plazo”- de los activos a traspasar al banco malo estaremos en condiciones de medir la profundidad del agujero de nuestro sistema financiero. Ese que se nos decía que era por su solidez y el papel regulador del Banco de España, la envidia de nuestros socios.

ALGUNA CONCLUSION

La recapitalización debió acometerse al inicio de la crisis financiera (2008/2009) y no retrasarla a costa de agravar sus efectos. La propuesta de creación de un banco malo era la propuesta “buena” entonces. Alguien -¿la izquierda política?- debería haberse dirigido a la opinión para alertar de que no había salida sin coste social. Que era preciso aportar fondos públicos a cambio de retener a las entidades así financiadas en la economía pública. Pero para ello habría que haberse enfrentado a los argumentos ideológicos que han facilitado el resultado actual: los políticos como problema y sinónimo de corrupción y el “gratis” como característica de las medidas a tomar.

Desde Izquierda Unida, después de desenfocar el problema centrándose en la propuesta de “nacionalización de las cajas de ahorro” –la vanguardia de Guindos- y aventando razonamientos tipo UPYD o 15M –cuando no de Íntereconomía- sobre lo perverso de la politización y, por supuesto, haciendo argumento justiciero de los casos de abusos y corrupción (reales o ficticios), se insiste ahora en la propuesta de una banca pública a construir sobre la base de las entidades nacionalizadas y, acaso, con el ICO (Instituto de crédito oficial). Por fin.

Sería sin duda un elemento de peso para mantener la intervención pública en el mercado financiero y contener así los perjuicios que la desaparición de la banca social va a provocar y a los que antes me refería (privatización y oligopolización, competencia y costes). Constituiría el mejor instrumento para canalizar las reformas que el desarrollo y origen de la crisis han evidenciado imprescindibles en el funcionamiento de los mercados financieros y su regulación desde la responsabilidad democrática (por tanto desde la autoridad política).

Sí, si se hace un diseño orientado a la canalización del ahorro hacia objetivos de desarrollo estratégico y no a la banca comercial y minorista (quienes impulsaron hasta ayer lo de la nacionalización de las cajas se entretienen ahora imaginando la nacionalización de todo el sector financiero y pueden suponer que IU volverá a perder tiempo y norte haciendo suya cualquier cosa lo suficientemente “radical”). Existen modelos sobre los que basarse. El complemento de esa banca pública es un sistema regulatorio eficaz e independiente. La reforma del Banco de España y de la Comisión del Mercado de Valores deben merecer también la atención en la propuesta de IU. 

Carlos Gutiérrez García-Alix

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