EN ESTE PECULIAR MES DE DICIEMBRE DE 2014
Hoy es nuestro quinto día de encierro, de este encierro que continuaremos hasta
el próximo 4 de Enero de 2015.
Recuerdo otros tantos Diciembre , tan distintos, en mi caso empiezan con el
aniversario de mis padres el día 8, 55 años ya compartiendo una vida, toda una fiesta para la familia y un ejemplo para
los nietos cuando ven, tras los inevitables escarnios de la edad, asomar un
gesto del inmenso y profundo cariño que se tienen. Después de esa celebración
tan personal, tan de nuestra familia, siempre seguía una semana casi de
descanso antes de comenzar con la vorágine de preparativos de las esperadas……
NAVIDADES!!!
En mi niñez no conocíamos a Papa Noel, y con suerte nos visitaba los
Reyes Magos, recuerdo un años especialmente generoso, en los que al despertar
el día 6 me encontré, con cochecito ocupado con una preciosa muñeca, y un escurreplatos,
con sus platos y vasos de plástico de colores. Cuando salimos todos los críos
al patio que compartíamos a presumir de lo bueno que habíamos sido y de los regalos que nos habían dejado los Reyes, a la hija de una
vecina, apenas le habían traído unos caramelos, y mi padre que dijo: Tienes que
regalarle algo, mira pobre Merche que no le han traído nada, pero porque??! Le
contestaba yo incrédula ante tal proposición, no ves papa que si no le han
traído casi nada es porque es malísima! Ante la insistencia de mi padre, y
después de mirar, pensar, volver a pensar, y volver a mirar, tome una de las decisiones más duras de mi vida, decidí regalarle mi escurreplatos, mi
ansiado y deseado escurreplatos. Ella se encargó durante mucho tiempo, de
ponerse a jugar delante de mí, y de restregarme una y otra vez, que ella
tenía un hermoso escurreplatos con el que se lo pasaba divinamente, porque una
tonta se lo había regalado y se había quedado sin él. Sabia
yo que si no le traían nada los Reyes por algo seria!.... (mala pécora!).
Supongo que con el paso de los años, a todos nos pasa un poco lo mismo, llega la añoranza, el recuerdo de tiempos pasados, la tristeza por la ingenuidad perdida, el vacío de los que amamos que ya no están. Con suerte son los hijos, los sobrinos, los que nos hacen recuperar la ilusión, la fe, la alegría de la inocencia y de los sueños de estos días de cualquier otro
Diciembre.
Este está siendo distinto, muy distinto, ayer fue masiva la asistencia de familiares a visitarnos aquí en la Central, hijos, padres y madres, hermanos, sobrinos que están sufriendo por vivir unas navidades sin nosotros, encerrados aquí luchando en el siglo XXI por nuestros puestos de trabajo. Me impresionó mucho el llanto de la madre de un compañero, que a sus ochenta año está reviviendo el encierro que entonces, hace más de 50 protagonizó su marido encerrado en la mina de Peñarroya luchando y peleando por lo mismo que ahora, por un puesto de trabajo, por la dignidad que todo ser humano empieza a perder, cuando se le trata como a un número, con estadísticas, con cuentas de debes y haberes, cuando su futuro y el de su familia, su vida se decide en un balance de cuentas, en alguna reunión de Consejeros Delegados de alguna importante y brillante empresa.
Supongo que con el paso de los años, a todos nos pasa un poco lo mismo, llega la añoranza, el recuerdo de tiempos pasados, la tristeza por la ingenuidad perdida, el vacío de los que amamos que ya no están. Con suerte son los hijos, los sobrinos, los que nos hacen recuperar la ilusión, la fe, la alegría de la inocencia y de los sueños de estos días de cualquier otro
Diciembre.
Este está siendo distinto, muy distinto, ayer fue masiva la asistencia de familiares a visitarnos aquí en la Central, hijos, padres y madres, hermanos, sobrinos que están sufriendo por vivir unas navidades sin nosotros, encerrados aquí luchando en el siglo XXI por nuestros puestos de trabajo. Me impresionó mucho el llanto de la madre de un compañero, que a sus ochenta año está reviviendo el encierro que entonces, hace más de 50 protagonizó su marido encerrado en la mina de Peñarroya luchando y peleando por lo mismo que ahora, por un puesto de trabajo, por la dignidad que todo ser humano empieza a perder, cuando se le trata como a un número, con estadísticas, con cuentas de debes y haberes, cuando su futuro y el de su familia, su vida se decide en un balance de cuentas, en alguna reunión de Consejeros Delegados de alguna importante y brillante empresa.
Me llamó mi padre, que por su estado de salud, no se atrevió a venir a verme,
y me dijo que en el 61 a él también le tocó encerrarse en la mina y lo
que jamás imagino es que su hija, cincuenta años después, tuviese que vivir lo
mismo, y a través del teléfono sentí su ahogo por reprimir el llanto. No es
igual, afortunadamente, vemos el sol, o nos bañamos en la espesura de la niebla
cuando a las 10 como cada día de hace seis meses salimos a pitar y a cortar la
carretera, estamos juntos, intentando sacarnos una sonrisa los unos a los
otros y estamos bien, papa ¡estamos bien! ¡Qué le vas a decir a un hombre de 81
años que descubre que hay luchas que el tiempo no cambian!
Para su generación son tremendamente familiares la negrura del
carbón, palabras como: silicosis, grisú, derrumbamiento, galería, muerte,
sirena. No entiende la tecnología de Gasificación Integrada en un Ciclo
Combinado, ni lo que es la captura de CO2, ni los premios internacionales a la investigación
y el desarrollo. No entienden que una empresa cuya tecnología es para
“PRESUMIR” a nivel nacional e internacional, ¡permitan que se cierre! No
ellos no lo entienden ¡no pueden entenderlo!.........ni nosotros tampoco!
Ayer vi llorar también a compañeros a los que quiero, a los que abracé, mi compañera
“del alma” me susurraba: ¡qué vamos a hacer, dónde vamos a ir si para empezar
ya somos viejos!
Duros, están siendo días duros, intentamos ocuparlos con pancartas de navidad,
con paseos por la central, con la invención de villancicos que nos metan como
protagonistas del portal, acompañantes de reyes magos. No nos olvidamos de
langostinos, de jamón, del buen queso manchego. Estamos redescubriendo
conceptos: amistad, compañerismo, lealtad, unión, coherencia, lucha,
honestidad….. creo que es un bonito legado que nuestros hijos están aprendiendo también, pero no por definiciones de diccionario, sino porque lo están
viviendo con nosotros.
Y llega la noche, y cada uno busca descansar, en el hueco que dejan dos
mesas en un despacho, en los talleres, en las viejas oficinas, donde el frío entra
a raudales. Con la oscuridad del día que se va, llega la soledad, el cansancio,
la tristeza, la añoranza de los tuyos. Hoy día 26, y ahora que comparto todo
esto, es la primera vez que lloro, dejadme hacerlo porque no es de pena, quizás si de cansancio, pero estoy contenta, muy muy
orgullosa de cada uno de los que están aquí, de cada una de sus anónimas
historias personales cargadas de renuncias importantes en estos días,
porque aquí esta quien quiere estar, ¡qué es quien cuenta!, estoy orgullosa de
nuestra lucha licita, ¡digna! ¡LO CONSEGUIREMOS!, ¡conseguiremos que este
peculiar diciembre nos arranque una y nostálgica sonrisa! ¡¡¡¡CONSEGUIREMOS!!!!
Ánimo COMPAÑEROS. ¡ELCOGAS NO SE CIERRA!
Una más de las/os encerrados en ELCOGAS este peculiar DICIEMBRE de 2014