sábado, 1 de septiembre de 2012

¿Democracia real ya?


¿Democracia real ya?
El que conoce los nombres conoce también las cosas (“Crátilo” de Platón)

Pocos conceptos resultan tan equívocos como los de idealismo y realismo. Y no me refiero a la pura metafísica, sino a argumentos sobre los que apoyamos actitudes y proyectos. Estamos viendo ahora cómo, no sólo los indignados de nuestras plazas sino destacados miembros de IU, reclaman “democracia real” para resolver nuestros problemas actuales. Pero ¿de qué estamos hablando?

Desde Platón al menos, toda una corriente de pensamiento considera reales nuestras ideas abstractas de las cosas, en lugar de tomar como realidad lo que de hecho existe. No creo que en política sea un buen camino. Lo mismo que el socialismo real era el que realmente había, con todos sus defectos y limitaciones, las democracias reales son las que realmente hay: sistemas políticos que, en continua pugna de intereses, contienen formas, diversas y siempre mejorables, de participación de los ciudadanos en la vida pública y en la elección de agentes representativos.




Nuestra democracia tiene deficiencias evidentes. Su jefe de estado es hereditario, su sistema electoral es sesgado, su constitución es rígida, su organización territorial es imprecisa y conflictiva, sus poderes están condicionados por intereses particulares… Le llaman democracia… y esto es. Conviene hacerla cambiar, según tengamos fuerzas para ello, pero no hay ni habrá nunca una democracia perfecta (ni siquiera sabemos lo que es), y lo que la izquierda necesita son mejores formas para articular el apoyo social a sus propuestas.

De nada sirve lamentar que no hubo fuerza en los 70 para conseguir aquí una transición más avanzada. La izquierda radical tiene que actuar en política con los medios actuales a su alcance, y el desarrollo de esa capacidad es previo a lograr mayorías para la trasformación de las instituciones democráticas. No es útil poner el carro delante de los bueyes. No seremos más republicanos por proponer la república antes que la defensa ahora de lo público frente a la crisis, ni más radicales por querer refundar las cosas sin partir de la crítica concreta de esta situación concreta. Y esto no es abandonar nuestros objetivos.

Manolo Gamella

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