miércoles, 17 de septiembre de 2014

DE IDENTIFICACIÓN Y CONVERGENCIAS, por Carol Cordero

DE IDENTIFICACIÓN Y CONVERGENCIAS

Hace dos semanas anuncié mi dimisión como Portavoz del Grupo Municipal de Izquierda Unida de Parla en un comunicado en el que, además, dejaba constancia del compromiso que sigo manteniendo con la organización a la que pertenezco.

Aun así, seguramente por lo llamativo que tienen las dimisiones, ha pasado desapercibida esta parte del comunicado y durante las últimas semanas muchas personas se me han acercado amablemente a preguntarme si me voy a otra fuerza política, concretamente: si me voy a Podemos.

La respuesta es NO.

Ni que decir tiene que respeto profundamente a todas las personas que se han acercado a los Círculos de Podemos para tratar de mejorar la vida de la gente y que si Podemos o cualquier otro partido o movimiento son un instrumento útil para ello, bienvenido sea. Nos encontraremos en numerosos espacios trabajando en común, no tengo duda de ello.

Pero yo me identifico con IU.

Soy de IU porque creo en su proyecto independientemente de que obtenga mejores o peores resultados en las elecciones. Porque mantiene un discurso de clase. Porque es una organización solidaria que está en la calle, se posiciona en el conflicto y no es equidistante. Porque su cometido no es ganar unas elecciones como un fin en sí mismo sino que, en todo caso, un triunfo electoral es un instrumento para tratar de alcanzar el verdadero objetivo: la transformación social, la consecución de una alternativa a un sistema capitalista que se nutre de las desigualdades sociales.

No obstante, esta identificación no me sitúa en el sectarismo sino que al contrario, una de las características que siempre me han identificado con Izquierda Unida es su carácter abierto, su vocación por ampliar su propio espacio. Es cierto que en la práctica los procesos de convergencia no han sido hasta ahora lo productivos que muchos y muchas esperábamos. Y que IU no está exenta de quienes pretenden agarrarse a un cargo a toda costa y para ello tratan de cerrar la organización a cal y canto (en algunos casos con éxito, desgraciadamente). Pero también lo es que IU, por definición, es una organización política y social con vocación de sumar en la que la inmensa mayoría de sus miembros apostamos por la convergencia como elemento central para ello.

Ante la oportunidad que se nos presenta de frenar a la derecha, es innegable que IU debe ser más generosa que nunca y ha de destinar gran parte de sus esfuerzos a esta tarea. Partiendo de esta base el reto que tenemos por delante es, en torno a qué construimos esta mayoría social. Desde mi punto de vista la respuesta está clara: desde la propuesta política. Si estos espacios se consolidan como meros acuerdos de listas estaremos perdiendo el tiempo.

En cualquier caso, debe ser la militancia en su conjunto la que debata, decida colectivamente y marque las pautas a seguir sobre este asunto que, por definición, es tan complejo. Desgraciadamente, por el momento, no está siendo así.

Los espacios de confluencia no se erigen desde las redes sociales ni desde los platós de televisión, no basta con introducirlos en el discurso: hay que llevarlos cabo, y se nutren del trabajo concreto de aquellas personas que están comprometidas, colectivamente, en mejorar la vida de quienes tienen a su alrededor. Y quiero señalar aquí aquellos que conozco, que están en Parla.

Una parte de la actual militancia de IU Parla comenzamos nuestra andadura política, hace ya algunos años, en el Área de Juventud y uno de los proyectos en el que más nos involucramos en su momento fue Alternativa Joven, una coordinadora de asociaciones en Parla, impulsada desde el entorno de IU, para aglutinar asociaciones juveniles y personas en torno a un proyecto concreto: la reivindicación de la recuperación de las calles en Parla como lugar de encuentro, como derecho básico y como elemento central de convivencia. Fue una experiencia fructífera en la que renunciamos a las siglas para sumar. Y lo conseguimos.

Bajo un planteamiento similar, en estos últimos años ya inmersos en la crisis, ha surgido otro movimiento en Parla: la Plataforma en Defensa de los Servicios Públicos, formada por entidades juveniles, sociales, vecinales, sindicales, políticas e incluso con la presencia de personas a título individual sin vinculación en ninguna organización. Con esta heterogeneidad y bajo el lema “Urge Parla” se ha elaborado un plan de actuación socioeconómico consensuado para el Municipio en el que, desde Izquierda Unida, hemos trabajado activamente con el firme reconocimiento de nuestras siglas, pero dejándolas a un lado para formar parte de un espacio más amplio e inclusivo. No se me ocurre en estos momentos mejor lugar de encuentro que éste para continuar sumando organizaciones y personas en torno a una propuesta que dé respuesta a los problemas de nuestros vecinos y vecinas.

Por lo que, el hecho de que se planteara que se abriera un espacio distinto a éste, sólo se justificaría si el propio objetivo de la convergencia es otro.

En definitiva, son procesos que se dan en la calle, en el conflicto, en torno a propuestas concretas y que pueden desembocar, o no, en acuerdos electorales pero que no nacen con este fin sino con un objetivo mucho más revolucionario: contribuir a la transformación social.

En mi opinión este el verdadero reto que tenemos por delante aunque se esté poniendo el foco en otras cuestiones.

Porque, no nos engañemos, disfrazar el debate en tener que elegir entre ir con o sin unas determinadas siglas es un falso dilema: No son las siglas, es el proyecto político que hay detrás el que nos preocupa a muchos y a muchas.

Y si el debate en torno al proyecto se sustituye por un mero acuerdo de listas bajo un nombre, el que sea, podemos llegar a encontrarnos con una curiosa situación: que quienes habitualmente defienden las siglas con uñas y dientes con el objetivo de mantener sus cuotas de poder y quienes vienen planteando desde hace tiempo que las abandonemos por la misma razón, acaben pactando el reparto de estas listas.

Si esto sucede, habremos fracasado estrepitosamente independientemente de cuál sea el resultado que se obtenga en las próximas elecciones.


Carol Cordero

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