Convergencia sí, pero no así.
Parece evidente que no todo lo que hemos venido haciendo y diciendo en Izquierda Unida desde el 25 M ha estado presidido por la coherencia, la claridad y la disposición de poner en valor los elementos determinantes de nuestra organización y nuestra política, esto es, no son nuestros puntos fuertes los que están hoy encima de la mesa, nuestra organización, nuestro programa, nuestra historia, nuestra experiencia de lucha y de gobierno, nuestra honradez y nuestro alto compromiso de trabajo, elementos estos, que por otra parte, aparecen como imprescindibles para articular cualquier proyecto político en la izquierda alternativa. Por el contrario, se ha instalado en una parte de nuestra militancia el desasosiego y el pesimismo, circunstancias estas que se acrecientan en la medida en que las encuestas no confirman la tendencia creciente que veníamos manejando.
Lejos de analizar y reflexionar con detalle sobre todo lo que está ocurriendo en las distintas fuerzas políticas y como pueden evolucionar los acontecimientos en el futuro próximo, con el propósito de acomodar nuestra estrategia para enfrentar esta difícil coyuntura, nos encontramos que junto con la situación de preocupación antes descrita alzan sus voces las lecturas voluntaristas que anuncian la inminencia de la ruptura democrática, la apertura de un proceso constituyente y el cambio de régimen, eso sí, a condición de que asumamos acríticamente la estrategia política que nos proponen.
Las voces que sitúan todas nuestras expectativas en la posible alianza con Podemos, toda vez que sus propuestas, cuando su Asamblea Ciudadana las concrete, son las mismas que las nuestras pero formuladas de otra manera, carecen de sentido.
Nuestra principal preocupación hoy, no puede ni debe estar en otro lugar que en la construcción de un programa que se articule en las comunidades autónomas y en los ayuntamientos de la forma más participativa posible, un programa solvente, coherente y realizable si es capaz de aglutinar el apoyo necesario. La organización de las primarias con criterios claros para la conformación de las candidaturas son el complemento imprescindible del programa que pretendemos.
Mientras trabajamos en estos objetivos y de manera simultánea, nuestra mejor disposición para converger con otras organizaciones políticas y sociales sobre la base de un programa compartido y una estrategia común que permita gestionar de manera unitaria los resultados. Una convergencia que responda a la voluntad de sumar y a una estrategia común para el conjunto de la Comunidad de Madrid no a los exclusivos intereses electorales de una de las partes.
En consecuencia, nuestra apuesta tendría que ser la de converger sin dejar de hacer, una izquierda unida en mejores condiciones será la mejor opción tanto si hay acuerdos como si los mismos no son posibles.
Es por todo ello, que en el ámbito de nuestra Comunidad de Madrid hubiera sido necesario convocar una Conferencia Regional que debatiese de manera monográfica como articular la política de convergencia y organizase la hoja de ruta correspondiente. Alternativamente y en contraposición a la conferencia lo que se impone es un encuentro político que sin mayores detalles tiene grandes posibilidades de convertirse en un mitin con pocos efectos prácticos para el trabajo que tenemos por delante.
Si al final no se celebra la conferencia y el encuentro discurre en lo lógica descrita, continuaremos teniendo pendiente el debate y los compromisos concretos de trabajo en orden a determinar la forma y manera de abordar la convergencia, el programa y las primarias, tareas estas que corresponderán a los órganos de dirección, esto es, al Consejo Regional.
La elaboración del programa electoral para la Comunidad de Madrid tiene que partir de las líneas maestras que han venido concretando nuestro trabajo, nuestras propuestas y nuestros espacios de elaboración, sintetizadas en un documento que de forma sencilla pueda ser objeto de debate en asambleas y reuniones abiertas de nuestras asambleas locales con los trabajadores y los ciudadanos que quieran debatir con nosotros, que pueda ser debatido con las organizaciones sociales, profesionales, académicas y con los sindicatos. Se trata de incorporar las propuestas concretas que nos permitan disponer de un programa herramienta con el que ganar voluntades y disputarle la hegemonía a la derecha. El complemento indispensable de dicho programa regional será el programa municipal de cada uno de los municipios.
Las primarias para elegir las candidaturas en la Comunidad de Madrid y en los Ayuntamientos hay que ir organizándolas ya, junto con el debate del programa. Primarias abiertas a los no afiliados que se inscriban para participar en las mismas y que tendrán por requisito la firma de un documento de apoyo a la candidatura de IU y el pago de un bono de ayuda por el importe que se determine. Todas las candidaturas tendrán los mismos derechos a la hora de poder dirigirse a la afiliación en el ámbito territorial correspondiente. Las candidaturas serán alternativas, no necesariamente completas y cerradas, la distribución de resultados proporcional por tramos.
Las primarias tienen un doble objetivo, dar a conocer a nuestros candidatos y visualizar que nuestras propuestas también en este aspecto se construyen de abajo arriba.
Nuestra voluntad de converger pasa inexcusablemente por el programa común que seamos capaces de construir con otros, pero donde nosotros intervenimos y participamos desde nuestros propios criterios. No se trata de disolvernos primero y comprometernos con un resultado incierto consecuencia del tótum revolútum, ni tampoco se trata de pactar los candidatos y hacer después el programa sobre la base de que el papel lo aguanta todo. En el pasado hemos puesto de manifiesto nuestra actitud abierta generosa a la hora de conformar las candidaturas con otras organizaciones y colectivos, continuaremos haciéndolo y esperamos que los demás obren con el mismo criterio.
La voluntad de ganar tiene que asentarse en la firme convicción de que la victoria es posible si conseguimos aglutinar e implicar a la mayoría de los damnificados por las políticas de la derecha y estos asumen, junto a nosotros, un papel activo en la conformación de una nueva mayoría política. Pero nos equivocaríamos si abusando del voluntarismo nos situásemos en la lógica del “ahora o nunca”. Cercano tenemos el ejemplo griego para ver que la conformación de una nueva mayoría es un proceso lento de acumulación de fuerzas.
Andrés Hidalgo
Miembro de la Presidencia Regional IUCM
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