La normalización de RIVAS-VACIAMADRID y el escapismo.
El culebrón de Rivas sigue
vomitando noticias. Este miércoles pasado los medios se hacían eco de la decisión de la asamblea local de
proponer a su coordinador, Pedro del Cura, como nuevo alcalde tras la dimisión
de Pepe Masa. También reproducían las manifestaciones de quienes, en minoría en
esa asamblea, califican de “asalto programado” lo sucedido en tantos meses de
crisis. Finalmente, las renuncias de concejales se sumaban a un coctel que no
dejara de tener consecuencias en la
disposición de tantos ciudadanos a la
hora de votar el próximo 25 M.
De todo esto los afiliados y afiliadas de IUCM nos venimos enterando por esos medios.
De nuevo, este pasado lunes, la mayoría de la comisión ejecutiva volvió a rechazar la solicitud, que promovíamos 18 miembros de la Presidencia, de reunir a este órgano, el competente para considerar cuestiones relacionadas con la labor de los grupos institucionales de IUCM.
No se trataba de “montar lio” ni siquiera de hurgar en unas evidentes diferencias de fondo sobre el tema entre los protagonistas del acuerdo que alumbro la actual ejecutiva. Solo que los órganos funcionen y ejercen las funciones de dirección que se les suponen. Nada más.
No se cuestiona, más bien se celebraría, que la comisión ejecutiva hubiera sido capaz de intervenir positivamente en la reconducción de este conflicto, pero no nos parece que evitar la información directa y el debate en los órganos colectivos de dirección política aporte otra cosa que poner en evidencia la inclinación al escapismo de la actual dirección. Y, de paso, asumir que el resultado de esta crisis es responsabilidad suya y solo suya.
De todo esto los afiliados y afiliadas de IUCM nos venimos enterando por esos medios.
De nuevo, este pasado lunes, la mayoría de la comisión ejecutiva volvió a rechazar la solicitud, que promovíamos 18 miembros de la Presidencia, de reunir a este órgano, el competente para considerar cuestiones relacionadas con la labor de los grupos institucionales de IUCM.
No se trataba de “montar lio” ni siquiera de hurgar en unas evidentes diferencias de fondo sobre el tema entre los protagonistas del acuerdo que alumbro la actual ejecutiva. Solo que los órganos funcionen y ejercen las funciones de dirección que se les suponen. Nada más.
No se cuestiona, más bien se celebraría, que la comisión ejecutiva hubiera sido capaz de intervenir positivamente en la reconducción de este conflicto, pero no nos parece que evitar la información directa y el debate en los órganos colectivos de dirección política aporte otra cosa que poner en evidencia la inclinación al escapismo de la actual dirección. Y, de paso, asumir que el resultado de esta crisis es responsabilidad suya y solo suya.
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