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sobre el 25M.
IZQUIERDA EUROPEA, RESCATES Y RESULTADOS.
El cabeza de lista
de Izquierda Unida en las elecciones del pasado 25 de mayo, Willy Meyer, se refería
recientemente a la voluntad manifestada por los portavoces de Podemos para la
incorporación de sus 5 eurodiputados al grupo de la izquierda unitaria europea
del que ya forma parte IU.
Como cabía esperar desde la apuesta por
impulsar la confluencia de quienes impugnan las políticas de recortes y
austeridad sobre la base de lo concreto y en la perspectiva de articular
mayorías sociales y políticas, Meyer adelantaba su apoyo a esta solicitud del
grupo de Pablo Iglesias.
Sin
duda que la política europea supone un importante elemento para avanzar en la coincidencia programática, muy necesaria si
consideramos el calado de la indefinición que aqueja al discurso de Podemos
respecto a la construcción europea, la moneda única,…...exceptuando su firme posición respecto a la retribución de
los europarlamentarios.
Con esa decisión España será el estado con
la representación más numerosa (11
finalmente al haber también solicitado Bildu su incorporación) entre los componentes del grupo parlamentario de la
izquierda europea. Un grupo (GUE) que ha
pasado de 35 europarlamentarios y un 4,8 % en las elecciones de 2009, año con
la crisis ya iniciada pero lejos todavía del despliegue de las políticas de
austeridad que luego se impondrían con carácter general y que desembocarían en
los rescates de varios países, a 51 y un
7% de apoyo electoral el pasado 25 de mayo. Un incremento sustancial que,
aunque excepción en el panorama de los grupos políticos con presencia en el
parlamento de la unión, parece lejos de lo que, a primera vista, pudiera
esperarse dada la gravedad del deterioro de las condiciones de vida y trabajo
de gran parte de la población europea muy especialmente en su periferia (si es que
es legítimo calificar de tal a Italia, tercera potencia industrial europea, o a
la mismísima Francia).
Tras 5 años de crisis, el avance de la izquierda
continental aun siendo importante, no ha sido pues capaz de modificar sustancialmente
el equilibrio en un europarlamento en el que la derecha, perdiendo 62 escaños, mantiene una mayoría de
212 (28,2%) que la confirma como primera fuerza.
Por su parte, la socialdemocracia cede 11 y
con 185 (24,6%) ratifica su rol de socio imprescindible para la conformación de
la Comisión Europea. El retroceso del grupo verde y, más pronunciado, del
liberal, completan un panorama que los avances de populistas y no inscritos
compensan hasta el total de 751 europarlamentarios.
Pero, volviendo a la izquierda, los resultados por países
invitan a una reflexión con alguna paradoja. Irlanda avanza del 11% en 2009 al
17% en esta ocasión mientras que en Portugal, el PCP logra el 12,6 frente al
10,6 entonces pero su progreso no compensa la caída del Bloco que pasa del 10,7
a un escaso 4,5 ahora.
En Alemania, Die Linke sostiene
prácticamente los mismos resultados que en 2009 y contribuye con 7
eurodiputados a la cosecha del GUE, lo que sucede igualmente en el otro
componente del eje rector europeo –Francia-
donde el Front de Gauche apenas avanza 3 décimas.
Es,
como se sabía, en Grecia donde los resultados de la izquierda si se
corresponden con las expectativas que la lucha contra las políticas de la
troika habían despertado. Syriza alcanza el 26,6 %, a lo que habría que añadir
los resultados del KKE (6,07%). En Chipre, otra economía rescatada, el AKEL desciende al 26% desde el
34 logrado hace 5 años.
Así que, una segunda conclusión seria, además
del ya mencionado avance insuficiente a escala del conjunto de la unión
europea, que, salvo el caso griego, países rescatados o retroceden en su apoyo electoral a la izquierda que
representa el PIE –Portugal, Chipre- o, aun progresando, quedan lejos de lo que de
entrada pudiera esperarse (Irlanda) considerando los estragos sociales
provocados en unas economías tuteladas desde Bruselas.
El caso español es, tras los resultados
griegos, el que mayor avance supone de los socios de la izquierda unitaria europea.
Casi el 18% del electorado opto por las
candidaturas (IU y Podemos) que ahora
plantean su participación en el GUE.
Pero, incluso considerando solamente los
resultados de Izquierda Unida, que ya hizo su campaña electoral desde la adscripción
al Partido de la Izquierda Europea, la progresión de voto y porcentual es la más
alta de todos los componentes del mismo. Del 3,7 en 2009 al 10 ahora y de 2 a 6
escaños. De medio millón a millón y medio de votos. Prácticamente triplica.
Explicarnos las razones ayudaría a concluir sobre la orientación para los
próximos meses y la preparación de la siguiente etapa del ciclo electoral: las
locales y autonómicas de la primavera.
Parece pues posible afirmar, a partir de las
premisas anteriores, que esos resultados, en absoluto generalizables a otros
países de la unión europea ni siquiera al conjunto de los rescatados por la
troika (exceptuando el caso de Syriza), responden
a factores propios y no a ninguna “ola” de voto que recorra el continente.
Sería necesario aquí considerar las
movilizaciones y resistencias provocadas en toda Europa por las políticas de la
mal llamada austeridad. Tal vez ahí se pudieran encontrar los elementos que
expliquen las diferencias mencionadas.
De nuevo nos encontramos con una paradoja: los
resultados electorales no parecen responder a una vinculación directa con las
movilizaciones producidas en nuestro país si lo comparamos con otros. O, al
menos no de una manera sencilla.
Si, dejando aparte el caso griego por sus características
nada extrapolables, nos fijamos en un Portugal, país vecino y rescatado en 2
paquetes por la troika, comprobamos
esto. Ni la movilización social –al ritmo del Grandola- ni la específicamente
juvenil –que se lixe a troika-, ni el malestar ciudadano parecen en desventaja
de extensión, transversalidad, ni persistencia en el tiempo, con sus “homólogos”
españoles. Y desde luego, aquí estamos muy lejos en lo que se refiere a la
respuesta sindical a las políticas de recorte que el movimiento obrero
portugués ha desplegado con paros sectoriales y huelgas generales de muy amplio
seguimiento.
El resultado portugués, como antes se
señalaba, en este 25M, se resume para la
izquierda en un avance del PCP (un 20%) que no compensa el hundimiento del BE
(un conglomerado de trotskistas, ex comunistas y disidentes del PS) que retrocede de casi un 11% en 2009 a un 4,5,
traspasando una mayoría del voto perdido al Partido Socialista, lo que provoca
un retroceso del conjunto de los socios portugueses del GUE.
Muy diferente pues del caso español que
tampoco puede explicar su “éxito” electoral con una simple mención al nivel
bajo (3,7) de partida y por tanto lo “sencillo” de haberlo multiplicado hasta
el 10% situándose en una “media alta” de entre los miembros de la izquierda
unitaria europea. Italia ha incrementado su presencia en el GUE en un único diputado,
pasando de 3 a 4, tras la aplicación por parte de los últimos gobiernos de
medidas y recortes de gasto social muy semejantes a los padecidos por la
población trabajadora aquí. Una base electoral reducida no explica por si misma incremento electoral
alguno.
Si resulta posible identificar unas
condiciones objetivas comunes en el conjunto de la unión europea (malestar
ciudadano expresado en un voto “protesta” con muy variados y contradictorios
beneficiarios y un cuestionamiento de las hegemonías electorales del binomio
conservadores-socialdemócratas); si parece sencillo afirmar también como factor
común a los países rescatados (Portugal, Irlanda o Chipre) o en dolorosos procesos de devaluación interna,
como España o Italia, el papel de las
movilizaciones transversales y del movimiento sindical, si todo ello ha
operado, con intensidades variadas, en la inclinación final del voto, es solamente recurriendo a las condiciones
subjetivas de cada fuerza y de cada país como podemos explicarnos por qué en países
con condiciones objetivas similares, los resultados electorales difieren hasta
el punto de situarse en orientaciones –incremento o descenso- opuestas (como
hemos visto en los casos de España y Portugal o de España e Italia).
Y, es en ese campo donde alcanza todo
su sentido el papel jugado por IU en la
respuesta social a las políticas de consolidación fiscal aplicadas desde 2010
en España por PSOE y PP, su capacidad de iniciativa política e institucional en
este tiempo o la elaboración de un discurso centrado en los intereses de la
mayoría social.
Este esfuerzo, nada sencillo, desarrollado
en el tiempo sin complicidad mediática de ningún tipo que lo difundiera, más
bien lo contrario, es el factor sustancial que ayuda a entender,
desde la interrelación con los elementos objetivos señalados, la particularidad de los resultados del 25M en España: el
importante avance de Ia candidatura de IU y la canalización hacia la izquierda
de los impulsos de anti política presentes en la sociedad española y que en
otros países han propulsado populismos de derecha.
Como señalaba en un anterior artículo,
quienes quieren despojar de mérito
alguno a Izquierda Unida, cuestionando incluso la existencia de éxito electoral –“que menos con la que está
cayendo”-, evitan muy cuidadosamente
valorar estas cuestiones. Eso les permite, a renglón seguido, cuestionar el
proyecto y la política. Y, sobre todo, apuntar a la composición de próximas
listas enredando a IU en dificultades similares a las que
hipotecan a otras fuerzas. En resumen, una propuesta para la interiorización en
un tiempo que exigiría todo lo contrario de quienes aspiran a incrementar sus
apoyos para hacer realidad la alternativa política.
Carlos Gutiérrez
Izquierda Unida: ¿Aprendemos de Podemos o ya no podemos?
ResponderEliminarEstamos apenas en el tercer año de un nuevo ciclo político-social que empezó el 15 de mayo de 2011. Sin el 15M y el nuevo protagonismo ciudadano que se re-empezó/renovó ese día no se entenderían los cambios actuales, ni los resultados electorales de las europeas. Y la explicación de este nuevo ciclo de movilizaciones (15M, PAH, mareas,...) tiene también que estar presente cuando hablamos de las elecciones europeas, se tienen que reflejar en la explicación política sobre el fenómeno Podemos pero también está presente en el ascenso de Izquierda Unida/Plural y en los buenos resultados de otras formaciones de izquierdas (Equo-Compromís, etc.).
Los dirigentes de IU deberían hacerse la siguiente pregunta: ¿Por qué no se ha votado más a IU si es el que históricamente mejor representaba a estos movimientos sociales?
Izquierda Unida (IU) ha sacado uno de los mejores resultados electorales de su historia, triplicando sus eurodiputados. Sin embargo y tal vez porque todas las encuestas le daban una subida, IU ha ido a lo fácil y seguro en esta campaña. Sin arriesgar. La candidatura: viejas caras conocidas para los de “dentro”, profesionales de la política de toda la vida, empezando por su cabeza de lista y siguiendo con destacados sindicalistas profesionales del “sindicalismo oficial” (nº 2 dirigente de CC.OO.), alianza con partidos amigos: Iniciativa per Cataluña (IC),... Ninguna figura independiente relevante, ninguna persona especialmente destacada de los nuevos movimientos sociales, Y, lo más grave, sin elección directa de la afiliación de IU: sin primarias (que yo sepa solo IC las hizo previa e internamente). La candidatura es fruto de lo de siempre. Pacto entre familias, grupos, aparatos regionales y mini partidos internos de IU, con amenazas de denuncia judicial de algunos de ellos, y con el estallido de la crisis del ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid en el peor momento electoral. IU lo ha hecho bien en la cocina, es lo que sabe hacer y esto ya en sí es importante: negociar y pactar entre cúpulas, aparatos y organizaciones. Evitar que las denuncias de Izquierda Abierta (Llamazares) y la CUT (andaluces de Gordillo) llegaran a los tribunales y se diera un espectáculo mediático. No hay que restarle importancia a la capacidad de negociación y pacto de IU pero hoy por hoy es insuficiente. Ni siquiera tuvo la inteligencia de hacer unas cuasi primarias rápidas, al menos entre la afiliación interna de IU y para el cabeza de lista, ni tan siquiera tuvo la inteligencia posterior de hacer campaña como “Izquierda Plural” o IU-Los Verdes (bien conocidos en Europa) +IC,... El cabeza de lista siempre habló como candidato de IU y punto.
¿Por qué IU tiene una imagen tan institucional, tan radical pero antigua?
reflexionemos sobre algunos de los temas de fondo:
1. IU no es un partido político, es formalmente (y jurídicamente) una coalición de partidos, pero también con afiliación directa a título particular. El Partido Comunista sigue siendo una de sus organizaciones principales, aunque sea minoritaria respecto al conjunto de su afiliación, dependiendo de cada lugar. Su imagen pesa. Cuando nació IU en 1986, su impulso fue el gran acierto del PCE. Aún no había caído el muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética no se vislumbraba por ninguna parte.
A pesar de los lastres, de estas insuficiencias que marcan sus techos electorales posibles, IU ha multiplicado por tres su representación en la UE. Lo cual significa que muchas cosas se han hecho bien. En otros países cercanos la cosa está mucho peor. En donde no tenemos equivalentes a IU o Podemos la situación es desoladora para la izquierda, casi desaparecida en Francia, Italia, Gran Bretaña... países donde la polarización está entre las diversas ultraderechas y los del “sistema” (centro-derecha-centro-izquierda). Y en la izquierda transformadora solo quedan organizaciones dogmáticas y/o marginales.
13 junio 2014
Tomás Alberich (Sociólogo). Leer más en:
http://tomasalberich.blogspot.com.es/