Confluir, pero no disolvernos: que la Dirección de IU se
aclare.
La lectura en ”Rebelión” del artículo “Podemos,
la Unión de la Izquierda y más allá”,
es la gota que colma el vaso, e impide seguir asistiendo en silencio a la
cantidad de dislates que se vienen produciendo en la izquierda alternativa
desde la aparición de Podemos en la escena política.
En efecto, la aparición de Podemos, como en
su día la irrupción del 15M, precedida de una serie de mareas sociales que
respondían masivamente a las manifestaciones más sangrantes de la crisis económica,
sobre todo, pero también social y política, desde posiciones generalmente al
margen de las organizaciones tradicionales, ha convulsionado todo el panorama
político y social. Desde el PP a IU, desde los Sindicatos Mayoritarios a las
Asociaciones de Vecinos, etc., la irrupción de Podemos en la escena electoral
de las Elecciones Europeas, ha obligado a mover ficha en mayor o menor medida a
todos. Y eso es lo que hay que agradecer a los votantes de Podemos, que estoy
seguro no eran conscientes de lo que iban a provocar con su desenfadado, y, en
algunos casos “cabreado” voto, como hay que agradecérselo también a los que en
los últimos días se ha venido llamando “Un grupo de Jóvenes Profesores muy
preparados y con una gran capacidad mediática”.
Pero al igual que el 15M apareció con mucha
fuerza, aunque como movimiento movilizado y con algunos atisbos de organización,
duró lo que puede durar un movimiento Asambleario, que se desvanece como la
niebla, habiéndose convertido en poco
tiempo en una caricatura de lo que fue, es conveniente aclarar qué es este fenómeno
de Podemos, y determinar su alcance, si no queremos que derive de forma
inconveniente, o su fuerza potencial se difumine también como la niebla.
Podemos, aupado en una falla de la Ley Electoral , que
para los Comicios Europeos permite reflejar más fielmente la proporción real de
las preferencias electorales de la población (frente al juego perverso de la Ley Electoral en los
comicios para elegir representantes en el Parlamento Español, diseñado para que
estén sobrerrepresentados unos y muy subrrepresentados otros); aupado, también,
en la poca importancia que muchos atribuyen a estas Elecciones Europeas;
aupados y apoyados por algunos medios de comunicación, que se mueven en unos
casos por puros intereses mercantiles, y en otros por interese más espurios;
apoyándose, también, en la buena utilización de los medios a los que se les ha
permitido acceder, a ese “grupo de Jóvenes Profesores muy preparados”; y
apoyados en la orfandad política que muchos desencantados o desesperanzados podían
sentir, con más o menos razón, ante el siniestro panorama de agresiones
brutales del Gobierno del PP, muchas
veces con la complicidad de la dirección del PSOE, ante el panorama de una
corrupción que no cesa de enriquecer sin límites a muchos componentes de la “casta”:
políticos, banqueros, sindicalistas…ha conseguido, con un discurso sencillo,
por no decir, muchas veces, simple, pero certero respecto a la denuncia, apoyándose
en el legítimisimo deseo de participar de los que no han podido o querido hasta
ahora, unos resultados electorales modestos pero muy significativos, que tienen
la virtud de haber forzado a mover ficha a todos los que componen el panorama
político y social de nuestro país.
Vale
la pena que nos detengamos ahora en otro de los elementos que caracterizan la
situación actual, y que va a ser determinante en el futuro para los que
queremos que se reestructure todo el mapa electoral, y aparezca, con la fuerza
que debe tener, una opción claramente anticapitalista, por ser el capitalismo
que conocemos, el origen último de todos los males que azotan a nuestra
sociedad, y que provocan tanto sufrimiento y desesperación en nuestra pueblo.
Según
el último sondeo del Servicio de Indices de Opnion Publica () elaborado
por la empresa Simple Lógica, la puntuación que refleja la valoración que los
ciudadanos hacen del resultado de las pasadas Elecciones Europeas es de 4,7
puntos en la escala de 0 (muy negativa) a 10 (muy positiva). Atendiendo a la
orientación política de los informantes aparecen diferencias apreciables. Centrándose
en las bases electorales de las candidaturas que han conseguido más respaldo en
esta convocatoria electoral, e sobserva un claro contraste entre la puntuación
que se da entre los votantes del PSOE (4,5) y la que se registra en los
colectivos de electores de las otras candidaturas: PP (5,0), UPyD (5,1), la Izquierda Plural (5,5)
y Podemos (5,6).
Y, sin embargo, a tenor de la reacción de
la dirección de IU respecto al resultado de las Elecciones, pareciera que, interiorizando
las valoraciones hechas por determinados medios que han hecho su particularísimo
análisis de los resultados, a los ojos
de los que apoyan a IU, y la votan, hubiera tenido unos pésimos resultados a
pesar de haber multiplicado por cuatro los resultados respecto a las anteriores
elecciones, y haber expresado sus votantes su satisfacción en la encuesta que
comentamos.
Desde esta doble perspectiva, la de la
irrupción de Podemos y la reacción de la Dirección de IU, vale la pena ahora detenerse en lo
que más arriba he calificado educadamente, de respuestas sencilla, por no decir
simples, a los problemas por los que atraviesa nuestro País, y que tanto
parecen haber encandilado a muchos votantes de Podemos, y, parece que al que más
a Pepe Fuertes, que es el que ha precipitado mi deseo de escribir estas líneas.
Dice Pepe Fuertes en su artículo que su organización sociopolítica “emerge con
el eco de la pregunta del 15-M: ¿Quién dijo que la política pertenece solo a
los políticos profesionales, que fían su futuro y modus vivendi a lo
que les proporcione su cargo?” Porque, ciertamente, según él, esta fue la
cuestión fundamental que planeó constantemente sobre las multitudes que
rebosaron plazas y calles de todo el Estado a partir de aquel histórico quince
de mayo de 2011. Y prosigue Pepe Fuerte “Había ya en la indignada mente de los
manifestantes la constatación de que la
casta política solo atendía los intereses de los grandes oligopolios
financieros y empresariales, que la socialdemocracia, en el aspecto económico,
también había abrazado las políticas neoliberales, las cuales otorgan todo el
poder para los de arriba. Por eso en el 15-M nos desgañitábamos coreando:”PP y
PSOE la misma m… es”.
Y ese discurso, que se repite por parte de
sus líderes mediáticos, hasta el punto de que parece que a ellos mismos les
tiene encantados, puede estar en el origen de lo que constituye a mi juicio uno
de los problemas con los que se van a encontrar las posibles y necesarias
convergencias que se deberían producir en el futuro para construir una
alternativa al Régimen salido de la Transición , pero también al sistema económico, político y social en el
que se asienta esta crisis y sus nefastas consecuencias. Nos estamos refiriendo
a que, por mucho que se grite en las Plazas o en los Platós televisivos, el
problema de nuestro país y el de la mayoría de los países, no es de “castas”,
no es el de “los de arriba (el 1%) versus los de abajo (el 99%)”,
como dirá más adelante en su artículo Pepe Fuertes, sino de clases sociales que
son las que dividen la sociedad, por mucho que lo quiera ignorar el discurso
postmoderno, y equivocarse en esto no es un problema académico, sino
determinante a la hora de enfrenar nuestras tareas.
Como voy empezando a ser el “Abuelo
Cebolleta”, muchas veces cuento la “anécdota” que viví en mi juventud biológica
y política. Continuando el impresionante movimiento prerrevolucionario que
después fue conocido como el “Mayo del 68” , los principales sindicatos franceses
convocaron una Huelga General con tal éxito que movilizó a más de 10 millones
de trabajadores y que, sumándose al movimiento de las calles, paralizó Francia
e hizo pensar al que era entonces su Presidente, Charles de Gaulle, en la
necesidad de la intervención del Ejército, en ese momento el que estaba
estacionado en Alemania, que contaba entre sus mandos con los oficiales más
duros procedentes de la lucha contra la independencia de Argelia. Pero la cosa “se
recompuso” de otra forma: la firma de los “Acuerdos de Grenelle”, mediante los
cuales se producían aumentos salariales de hasta el 50% y otras conquistas
importantes para la clase obrera de entonces. El movimiento prerrevolucionario
empezó a desvanecerse a partir de ese momento. Por cierto, ¡la inflación se
comió en no demasiado tiempo esos aumentos salariales!
¿Qué quiero explicar con esta anécdota? ¿Me
parecen poco importantes los aumentos salariales que se consiguieron como
subproductos de la lucha que se planteaba por algunos para acabar con la
explotación capitalista?; ¿me parecen poco importantes las conquistas sociales
que en aquellos momentos la burguesía francesa se vio obligada a otorgar por
miedo a la revolución? En el contexto en el que cuento la anécdota, lo que
quiero decir es que es importante aclarar desde el principio y es obligación,
por parte de alguien que quiere ayudar desde el movimiento de masas, formando
parte de él, los objetivos, y definir bien las tácticas y estrategias para
resolver favorablemente para los “de abajo” la crisis.
De lo contrario, podremos conseguir,
producto de la movilización de las masas, de las marchas, de las mareas, de la
lucha en las fábricas, en los otros
centros de trabajo y en los barrios; podemos conseguir, gracias a la lucha
electoral, algunas conquistas, que serán recuperadas, como las de los “Acuerdos
de Grenelle”, en poco tiempo, y la explotación seguirá, y se volverá a crear
otra “casta”. La casta es, desgraciadamente, anecdótica (aunque importante),
aunque está claro que habrá que acabar con ella. Lo que permanece si
desaparecen los Rajoy, los Aznares, los González, los Zapateros, los Botines o
los Blesas, es el sistema de explotación
que es el que hace sufrir a nuestro pueblo.
Este es nuestro planteamiento, el de IU.
Podremos marchar juntos para golpear cuando coincidamos con alguien que tiene
planteamientos más limitados. Pero IU en su programa deja bien claros sus
objetivos. No podremos acabar con estos problemas permanentemente mientras que
no haya una revolución socialista o como la queramos llamar, pero socialista.
Esta lucha va a ser inevitablemente de
largo alcance y duradera, porque detrás de la casta están todas las
instituciones de la sociedad capitalista que poseen el control de los medios de producción ideológicos
de que dispone la sociedad (la iglesia, las escuelas, los medios de difusión
masivos, etc.), y utilizan estos medios para sus intereses de clase; y, sobre todo, porque en la sociedad
capitalista, en periodos de calma, el principal control es el que se ejerce a
través de la interiorización por la mayoría de los trabajadores, del conjunto
de la sociedad, de las relaciones mercantiles; unido a la cosificación de las
relaciones humanas resultante de la extensión generalizada de la producción de
mercancías y la transformación de la fuerza de trabajo humana en una mercancía
y de la extensión generalizada de la división del trabajo bajo las condiciones
de la producción de mercancías.
La ideología dominante en toda sociedad es
la ideología de la clase dominante, como decía el viejo Marx y parecen olvidar
los postmodernos, en el sentido de que esta última tiene el control de los
medios de producción ideológicos de que dispone la sociedad. Y la revolución socialista, que es nuestro
objetivo, sin renunciar a él, porque la palabra la haya convertido en un tabú
la clase dominante, no sólo requiere de una madurez de los factores “objetivos”
(una crisis social creciente que exprese el hecho de que el modo de producción
capitalista ha cumplido su misión histórica), sino también de una madurez de
los llamados factores subjetivos (madurez de la conciencia de clase de los
trabajadores y de su dirección). Mientras predomina el dominio de clase
estable, y por ende difícilmente es puesto en duda, la ideología de la clase en
el poder dominará también la conciencia de la clase oprimida. Y más aún, los
explotados, como regla general, tenderán a expresar la primera fase de la lucha
de clases a la manera de fórmulas, ideales e ideologías de los explotadores.
Si estos factores “subjetivos” no están
presentes o lo están en grado insuficiente, la revolución socialista no será
una revolución victoriosa en ese momento, y de su misma derrota resultarán las
posibilidades económicas y sociales de una consolidación temporal del
capitalismo.
No obstante, mientras más sea puesta en
duda la estabilidad de la sociedad existente, mientras más se intensifique la
lucha de clases, y mientras más se comience a debilitar en la práctica el
dominio de los explotadores, en mayor grado sectores de la clase oprimida
comenzarán a liberarse del control de las ideas de aquellos que tienen el
poder. Antes de, y junto con la lucha por la revolución social, se lleva a cabo
una lucha entre la ideología de la clase en el poder y las nuevas ideas de la
clase revolucionaria. A su vez esta lucha intensifica y acelera la lucha de
clases concreta de la cual surgió al elevar a la clase revolucionaria hacia una
conciencia de las tareas históricas y de las metas de su lucha. La conciencia
clasista de la clase revolucionaria puede entonces desarrollarse desde la lucha
de clases a pesar de, y opuesta a, la ideología de la clase en el poder.
Pero volviendo, al artículo de Pepe
Fuertes, si el eje Izquierda/derecha puede ser
-según él-“una treta solo válida para el PSOE con la cual embaucar a los
ciudadanos”, es indudable que éste eje es tan real como la vida misma, el que divide
a la burguesía y los trabajadores, que tienen intereses contrapuestos, porque
los primeros viven de los segundos, y los segundos son explotados y oprimidos
por los primeros. “Fabricar plusvalía u obtener beneficios, tal es la ley
absoluta del modo de producción capitalista”, tal como decía el viejo Marx
Pepe Fuertes, y los que piensan como él, y,
creo que todos los que votan formaciones alternativas, y otros muchos que aún
no lo hacen y, por ejemplo, están hoy día organizados en el PSOE o en CCOO,
podemos ansiar una revolución pacífica y tener claro que ésta la tendrán que
llevar a cabo muchos millones de ciudadanos y ciudadanas que van más allá de
los que la actual dirección del PSOE puede englobar en lo que ella entiende por
la dicotomía izquierda/derecha.
Es indudable que en estos momentos la lucha
por la regeneración democrática, por la República , por un nuevo Proceso Constituyente,
por el derecho de autodeterminación de los pueblos que componen el actual
Estado Español, son importantes; y siendo los más consecuentes en la lucha por
esos derechos, los que nos situamos sin maquillajes en posiciones y
organizaciones de clase, conseguiremos demostrar que somos los más consecuentemente demócratas. Más que CiU, más
que ERC, más que Urkullu, más que todos, porque no queremos convertir España en
una cárcel de pueblos. Pero seguiremos enarbolando nuestras propias banderas,
las de la lucha contra la explotación, venga ésta de la mano de la Generalitat o del
Gobierno Vasco, y no digamos de la que día a día nos infringe el Gobierno del
Estado, del PP, muchas veces, demasiadas, apoyado por el PSOE.
No pospondremos nuestra lucha por la
autodeterminación al momento de que muchos ciudadanos de la España Central
asuman esa perspectiva, porque aunque muchos trabajadores estén hoy día
imbuidos por las ideas que les aporta la burguesía centralista, no podremos
presentarnos como liberadores de la sociedad sin que esa misma sociedad o la
parte de las nacionalidades oprimidas, pueda decidir por sí misma la relación
que quiere tener con el resto de pueblos que componen hoy día el Estado Español.
Pero tampoco pospondremos la lucha contra el capitalismo
para aliarnos con esa pequeña burguesía que cierra sus tiendas cuando se
produce una huelga general, mientras que vive a costa de la explotación de sus
trabajadores. A ésta le ofreceremos nuestra disposición a mejorar su crédito,
pero no vamos a renunciar a unas condiciones dignas para los trabajadores que
tienen hoy día que humillarse aceptando empleos precarios, mal pagados y con
horarios extenuantes.
Y así podríamos seguir en muchos aspectos
con una descripción de nuestro Programa, el de IU, elaborado por miles y miles
de compañeros, en colaboración y asumiendo las ideas de miles y miles de compañeros
en Asambleas y Plazas. IU debe converger con Podemos, pero también con
Compromis, con Equo, con La Chunta Aragonesista , con ANOVA, con ICV, pero
también, ¿Por qué no?, con Amaiur, Batzarre, la CUT , y tantos otros, pero debe confluir desde sus
posiciones de clase; lo demás es diluirse para formar parte de los “de abajo”,
de los ciudadanos”, de los que tienen “sentido
común”, de los “patriotas” , de los “decentes”,
que es como llaman nuestros “profesores” (y algunas veces Rajoy) a la inmensa
mayoría de la población, por no formar parte de la “casta”, que pueden ser aliados nuestros durante
algunos tramos del camino, pero no se sabe si durante mucho tiempo y hasta
donde. Nosotros queremos hacer el camino hasta el final, aunque algunos de los
que están hoy en las plazas no les guste, porque está en juego el bienestar de
nuestra gente.
Como decía un compañero de IU, si con
Gramsci hemos comprendido que estamos en una fase de guerra de posiciones en el
que “el asalto del Palacio de Invierno” está lejos, y se va a llevar a cabo de
forma muy distinta, aunque no vislumbremos aún su desaparición, debemos seguir
avanzando y trabajando por cambiar el sentido común de una parte importante de
la población. Y en este trabajo tendremos que penetrar en los medios de
comunicación, tal como nos ha mostrado Podemos, cambiando radicalmente nuestra
política informativa. Pero tenemos que decir desde ellos nuestro Discurso y no
el que nos marquen los medios.
IU
tiene que revolucionarse por dentro, cambiando radicalmente su democracia
interna, y no reduciéndola a la introducción de Primarias. Debe aprender a no
confundir el reparto de puestos por “familias” en sus órganos internos o en la
confección de las listas electorales que perpetúan a las élites, antiguas y “modernas”,
con el pluralismo y la democracia interna.
I
U debe aprender, y mucho, de lo que enseña
Podemos en cuanto a su relación con la Sociedad , pero no debemos de dejar que nos marque
el camino la “gente” de las Plazas. IU
tiene que decir alto y claro, que en una sociedad dominada por la ideología
dominante, que es la de la clase dominante, no se va a diluir en las masas. Va
a moverse en ellas como pez en el agua. Pero va a defender en su seno sus
propias posiciones, que, desgraciadamente hoy, no son, ni de lejos, las
expresadas por Pepe Fuertes en su artículo, ni por los líderes de Podemos en
los medios. Arrieritos somos, y en el camino nos encontraremos.
Luis Felipe García-Calvo Rodríguez
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