viernes, 11 de julio de 2014

Confluir, pero no disolvernos: que la Dirección de IU se aclare, por Luis Felipe García-Calvo Rodríguez

Confluir, pero no disolvernos: que la Dirección de IU se aclare.

La lectura en ”Rebelión” del artículo “Podemos, la Unión de la Izquierda y más allá”, es la gota que colma el vaso, e impide seguir asistiendo en silencio a la cantidad de dislates que se vienen produciendo en la izquierda alternativa desde la aparición de Podemos en la escena política.

En efecto, la aparición de Podemos, como en su día la irrupción del 15M, precedida de una serie de mareas sociales que respondían masivamente a las manifestaciones más sangrantes de la crisis económica, sobre todo, pero también social y política, desde posiciones generalmente al margen de las organizaciones tradicionales, ha convulsionado todo el panorama político y social. Desde el PP a IU, desde los Sindicatos Mayoritarios a las Asociaciones de Vecinos, etc., la irrupción de Podemos en la escena electoral de las Elecciones Europeas, ha obligado a mover ficha en mayor o menor medida a todos. Y eso es lo que hay que agradecer a los votantes de Podemos, que estoy seguro no eran conscientes de lo que iban a provocar con su desenfadado, y, en algunos casos “cabreado” voto, como hay que agradecérselo también a los que en los últimos días se ha venido llamando “Un grupo de Jóvenes Profesores muy preparados y con una gran capacidad mediática”.

Pero al igual que el 15M apareció con mucha fuerza, aunque como movimiento movilizado y con algunos atisbos de organización, duró lo que puede durar un movimiento Asambleario, que se desvanece como la niebla,  habiéndose convertido en poco tiempo en una caricatura de lo que fue, es conveniente aclarar qué es este fenómeno de Podemos, y determinar su alcance, si no queremos que derive de forma inconveniente, o su fuerza potencial se difumine también como la niebla.

Podemos, aupado en una falla de la Ley Electoral, que para los Comicios Europeos permite reflejar más fielmente la proporción real de las preferencias electorales de la población (frente al juego perverso de la Ley Electoral en los comicios para elegir representantes en el Parlamento Español, diseñado para que estén sobrerrepresentados unos y muy subrrepresentados otros); aupado, también, en la poca importancia que muchos atribuyen a estas Elecciones Europeas; aupados y apoyados por algunos medios de comunicación, que se mueven en unos casos por puros intereses mercantiles, y en otros por interese más espurios; apoyándose, también, en la buena utilización de los medios a los que se les ha permitido acceder, a ese “grupo de Jóvenes Profesores muy preparados”; y apoyados en la orfandad política que muchos desencantados o desesperanzados podían sentir, con más o menos razón, ante el siniestro panorama de agresiones brutales del Gobierno del PP,  muchas veces con la complicidad de la dirección del PSOE, ante el panorama de una corrupción que no cesa de enriquecer sin límites a muchos componentes de la “casta”: políticos, banqueros, sindicalistas…ha conseguido, con un discurso sencillo, por no decir, muchas veces, simple, pero certero respecto a la denuncia, apoyándose en el legítimisimo deseo de participar de los que no han podido o querido hasta ahora, unos resultados electorales modestos pero muy significativos, que tienen la virtud de haber forzado a mover ficha a todos los que componen el panorama político y social de nuestro país.

Vale la pena que nos detengamos ahora en otro de los elementos que caracterizan la situación actual, y que va a ser determinante en el futuro para los que queremos que se reestructure todo el mapa electoral, y aparezca, con la fuerza que debe tener, una opción claramente anticapitalista, por ser el capitalismo que conocemos, el origen último de todos los males que azotan a nuestra sociedad, y que provocan tanto sufrimiento y desesperación en nuestra pueblo.

Según el último sondeo del Servicio de Indices de Opnion Publica () elaborado por la empresa Simple Lógica, la puntuación que refleja la valoración que los ciudadanos hacen del resultado de las pasadas Elecciones Europeas es de 4,7 puntos en la escala de 0 (muy negativa) a 10 (muy positiva). Atendiendo a la orientación política de los informantes aparecen diferencias apreciables. Centrándose en las bases electorales de las candidaturas que han conseguido más respaldo en esta convocatoria electoral, e sobserva un claro contraste entre la puntuación que se da entre los votantes del PSOE (4,5) y la que se registra en los colectivos de electores de las otras candidaturas: PP (5,0), UPyD (5,1), la Izquierda Plural (5,5) y Podemos (5,6).

Y, sin embargo, a tenor de la reacción de la dirección de IU respecto al resultado de las Elecciones, pareciera que, interiorizando las valoraciones hechas por determinados medios que han hecho su particularísimo análisis de los resultados,  a los ojos de los que apoyan a IU, y la votan, hubiera tenido unos pésimos resultados a pesar de haber multiplicado por cuatro los resultados respecto a las anteriores elecciones, y haber expresado sus votantes su satisfacción en la encuesta que comentamos.

Desde esta doble perspectiva, la de la irrupción de Podemos y la reacción de la Dirección de IU, vale la pena ahora detenerse en lo que más arriba he calificado educadamente, de respuestas sencilla, por no decir simples, a los problemas por los que atraviesa nuestro País, y que tanto parecen haber encandilado a muchos votantes de Podemos, y, parece que al que más a Pepe Fuertes, que es el que ha precipitado mi deseo de escribir estas líneas.

Dice Pepe Fuertes en su artículo  que su organización sociopolítica “emerge con el eco de la pregunta del 15-M: ¿Quién dijo que la política pertenece solo a los políticos profesionales, que fían su futuro y modus vivendi a lo que les proporcione su cargo?” Porque, ciertamente, según él, esta fue la cuestión fundamental que planeó constantemente sobre las multitudes que rebosaron plazas y calles de todo el Estado a partir de aquel histórico quince de mayo de 2011. Y prosigue Pepe Fuerte “Había ya en la indignada mente de los manifestantes la constatación  de que la casta política solo atendía los intereses de los grandes oligopolios financieros y empresariales, que la socialdemocracia, en el aspecto económico, también había abrazado las políticas neoliberales, las cuales otorgan todo el poder para los de arriba. Por eso en el 15-M nos desgañitábamos coreando:”PP y PSOE la misma m… es”.

Y ese discurso, que se repite por parte de sus líderes mediáticos, hasta el punto de que parece que a ellos mismos les tiene encantados, puede estar en el origen de lo que constituye a mi juicio uno de los problemas con los que se van a encontrar las posibles y necesarias convergencias que se deberían producir en el futuro para construir una alternativa al Régimen salido de la Transición, pero también al  sistema económico, político y social en el que se asienta esta crisis y sus nefastas consecuencias. Nos estamos refiriendo a que, por mucho que se grite en las Plazas o en los Platós televisivos, el problema de nuestro país y el de la mayoría de los países, no es de “castas”, no es el de “los de arriba (el 1%) versus los de abajo (el 99%)”, como dirá más adelante en su artículo Pepe Fuertes, sino de clases sociales que son las que dividen la sociedad, por mucho que lo quiera ignorar el discurso postmoderno, y equivocarse en esto no es un problema académico, sino determinante a la hora de enfrenar nuestras tareas.

Como voy empezando a ser el “Abuelo Cebolleta”, muchas veces cuento la “anécdota” que viví en mi juventud biológica y política. Continuando el impresionante movimiento prerrevolucionario que después fue conocido como el “Mayo del 68”, los principales sindicatos franceses convocaron una Huelga General con tal éxito que movilizó a más de 10 millones de trabajadores y que, sumándose al movimiento de las calles, paralizó Francia e hizo pensar al que era entonces su Presidente, Charles de Gaulle, en la necesidad de la intervención del Ejército, en ese momento el que estaba estacionado en Alemania, que contaba entre sus mandos con los oficiales más duros procedentes de la lucha contra la independencia de Argelia. Pero la cosa “se recompuso” de otra forma: la firma de los “Acuerdos de Grenelle”, mediante los cuales se producían aumentos salariales de hasta el 50% y otras conquistas importantes para la clase obrera de entonces. El movimiento prerrevolucionario empezó a desvanecerse a partir de ese momento. Por cierto, ¡la inflación se comió en no demasiado tiempo esos aumentos salariales!

¿Qué quiero explicar con esta anécdota? ¿Me parecen poco importantes los aumentos salariales que se consiguieron como subproductos de la lucha que se planteaba por algunos para acabar con la explotación capitalista?; ¿me parecen poco importantes las conquistas sociales que en aquellos momentos la burguesía francesa se vio obligada a otorgar por miedo a la revolución? En el contexto en el que cuento la anécdota, lo que quiero decir es que es importante aclarar desde el principio y es obligación, por parte de alguien que quiere ayudar desde el movimiento de masas, formando parte de él, los objetivos, y definir bien las tácticas y estrategias para resolver favorablemente para los “de abajo” la crisis.

De lo contrario, podremos conseguir, producto de la movilización de las masas, de las marchas, de las mareas, de la lucha en  las fábricas, en los otros centros de trabajo y en los barrios; podemos conseguir, gracias a la lucha electoral, algunas conquistas, que serán recuperadas, como las de los “Acuerdos de Grenelle”, en poco tiempo, y la explotación seguirá, y se volverá a crear otra “casta”. La casta es, desgraciadamente, anecdótica (aunque importante), aunque está claro que habrá que acabar con ella. Lo que permanece si desaparecen los Rajoy, los Aznares, los González, los Zapateros, los Botines o los Blesas,  es el sistema de explotación que es el que hace sufrir a nuestro pueblo.

Este es nuestro planteamiento, el de IU. Podremos marchar juntos para golpear cuando coincidamos con alguien que tiene planteamientos más limitados. Pero IU en su programa deja bien claros sus objetivos. No podremos acabar con estos problemas permanentemente mientras que no haya una revolución socialista o como la queramos llamar, pero socialista.

Esta lucha va a ser inevitablemente de largo alcance y duradera, porque detrás de la casta están todas las instituciones de la sociedad capitalista que poseen el  control de los medios de producción ideológicos de que dispone la sociedad (la iglesia, las escuelas, los medios de difusión masivos, etc.), y utilizan estos medios para sus intereses de clase;  y, sobre todo, porque en la sociedad capitalista, en periodos de calma, el principal control es el que se ejerce a través de la interiorización por la mayoría de los trabajadores, del conjunto de la sociedad, de las relaciones mercantiles; unido a la cosificación de las relaciones humanas resultante de la extensión generalizada de la producción de mercancías y la transformación de la fuerza de trabajo humana en una mercancía y de la extensión generalizada de la división del trabajo bajo las condiciones de la producción de mercancías.

La ideología dominante en toda sociedad es la ideología de la clase dominante, como decía el viejo Marx y parecen olvidar los postmodernos, en el sentido de que esta última tiene el control de los medios de producción ideológicos de que dispone la sociedad.  Y la revolución socialista, que es nuestro objetivo, sin renunciar a él, porque la palabra la haya convertido en un tabú la clase dominante, no sólo requiere de una madurez de los factores “objetivos” (una crisis social creciente que exprese el hecho de que el modo de producción capitalista ha cumplido su misión histórica), sino también de una madurez de los llamados factores subjetivos (madurez de la conciencia de clase de los trabajadores y de su dirección). Mientras predomina el dominio de clase estable, y por ende difícilmente es puesto en duda, la ideología de la clase en el poder dominará también la conciencia de la clase oprimida. Y más aún, los explotados, como regla general, tenderán a expresar la primera fase de la lucha de clases a la manera de fórmulas, ideales e ideologías de los explotadores.

Si estos factores “subjetivos” no están presentes o lo están en grado insuficiente, la revolución socialista no será una revolución victoriosa en ese momento, y de su misma derrota resultarán las posibilidades económicas y sociales de una consolidación temporal del capitalismo.

No obstante, mientras más sea puesta en duda la estabilidad de la sociedad existente, mientras más se intensifique la lucha de clases, y mientras más se comience a debilitar en la práctica el dominio de los explotadores, en mayor grado sectores de la clase oprimida comenzarán a liberarse del control de las ideas de aquellos que tienen el poder. Antes de, y junto con la lucha por la revolución social, se lleva a cabo una lucha entre la ideología de la clase en el poder y las nuevas ideas de la clase revolucionaria. A su vez esta lucha intensifica y acelera la lucha de clases concreta de la cual surgió al elevar a la clase revolucionaria hacia una conciencia de las tareas históricas y de las metas de su lucha. La conciencia clasista de la clase revolucionaria puede entonces desarrollarse desde la lucha de clases a pesar de, y opuesta a, la ideología de la clase en el poder.

Pero volviendo, al artículo de Pepe Fuertes, si el eje Izquierda/derecha puede ser  -según él-“una treta solo válida para el PSOE con la cual embaucar a los ciudadanos”, es indudable que éste eje es tan real como la vida misma, el que divide a la burguesía y los trabajadores, que tienen intereses contrapuestos, porque los primeros viven de los segundos, y los segundos son explotados y oprimidos por los primeros. “Fabricar plusvalía u obtener beneficios, tal es la ley absoluta del modo de producción capitalista”, tal como decía el viejo Marx

Pepe Fuertes, y los que piensan como él, y, creo que todos los que votan formaciones alternativas, y otros muchos que aún no lo hacen y, por ejemplo, están hoy día organizados en el PSOE o en CCOO, podemos ansiar una revolución pacífica y tener claro que ésta la tendrán que llevar a cabo muchos millones de ciudadanos y ciudadanas que van más allá de los que la actual dirección del PSOE puede englobar en lo que ella entiende por la dicotomía izquierda/derecha.

Es indudable que en estos momentos la lucha por la regeneración democrática, por la República, por un nuevo Proceso Constituyente, por el derecho de autodeterminación de los pueblos que componen el actual Estado Español, son importantes; y siendo los más consecuentes en la lucha por esos derechos, los que nos situamos sin maquillajes en posiciones y organizaciones de clase, conseguiremos demostrar que somos los más  consecuentemente demócratas. Más que CiU, más que ERC, más que Urkullu, más que todos, porque no queremos convertir España en una cárcel de pueblos. Pero seguiremos enarbolando nuestras propias banderas, las de la lucha contra la explotación, venga ésta de la mano de la Generalitat o del Gobierno Vasco, y no digamos de la que día a día nos infringe el Gobierno del Estado, del PP, muchas veces, demasiadas, apoyado por el PSOE.

No pospondremos nuestra lucha por la autodeterminación al momento de que muchos ciudadanos de la España Central asuman esa perspectiva, porque aunque muchos trabajadores estén hoy día imbuidos por las ideas que les aporta la burguesía centralista, no podremos presentarnos como liberadores de la sociedad sin que esa misma sociedad o la parte de las nacionalidades oprimidas, pueda decidir por sí misma la relación que quiere tener con el resto de pueblos que componen hoy día el Estado Español.

Pero tampoco  pospondremos la lucha contra el capitalismo para aliarnos con esa pequeña burguesía que cierra sus tiendas cuando se produce una huelga general, mientras que vive a costa de la explotación de sus trabajadores. A ésta le ofreceremos nuestra disposición a mejorar su crédito, pero no vamos a renunciar a unas condiciones dignas para los trabajadores que tienen hoy día que humillarse aceptando empleos precarios, mal pagados y con horarios extenuantes.

Y así podríamos seguir en muchos aspectos con una descripción de nuestro Programa, el de IU, elaborado por miles y miles de compañeros, en colaboración y asumiendo las ideas de miles y miles de compañeros en Asambleas y Plazas. IU debe converger con Podemos, pero también con Compromis, con Equo, con La Chunta Aragonesista, con ANOVA, con ICV, pero también, ¿Por qué no?, con Amaiur, Batzarre, la CUT, y tantos otros, pero debe confluir desde sus posiciones de clase; lo demás es diluirse para formar parte de los “de abajo”, de  los ciudadanos”, de los que tienen “sentido común”, de los “patriotas” , de los  “decentes”, que es como llaman nuestros “profesores” (y algunas veces Rajoy) a la inmensa mayoría de la población, por no formar parte de la “casta”,  que pueden ser aliados nuestros durante algunos tramos del camino, pero no se sabe si durante mucho tiempo y hasta donde. Nosotros queremos hacer el camino hasta el final, aunque algunos de los que están hoy en las plazas no les guste, porque está en juego el bienestar de nuestra gente.  

Como decía un compañero de IU, si con Gramsci hemos comprendido que estamos en una fase de guerra de posiciones en el que “el asalto del Palacio de Invierno” está lejos, y se va a llevar a cabo de forma muy distinta, aunque no vislumbremos aún su desaparición, debemos seguir avanzando y trabajando por cambiar el sentido común de una parte importante de la población. Y en este trabajo tendremos que penetrar en los medios de comunicación, tal como nos ha mostrado Podemos, cambiando radicalmente nuestra política informativa. Pero tenemos que decir desde ellos nuestro Discurso y no el que nos marquen los medios.

IU tiene que revolucionarse por dentro, cambiando radicalmente su democracia interna, y no reduciéndola a la introducción de Primarias. Debe aprender a no confundir el reparto de puestos por “familias” en sus órganos internos o en la confección de las listas electorales que perpetúan a las élites, antiguas y “modernas”, con el pluralismo y la democracia interna.
I
U debe aprender, y mucho, de lo que enseña Podemos en cuanto a su relación con la Sociedad, pero no debemos de dejar que nos marque el camino la “gente” de las Plazas.  IU tiene que decir alto y claro, que en una sociedad dominada por la ideología dominante, que es la de la clase dominante, no se va a diluir en las masas. Va a moverse en ellas como pez en el agua. Pero va a defender en su seno sus propias posiciones, que, desgraciadamente hoy, no son, ni de lejos, las expresadas por Pepe Fuertes en su artículo, ni por los líderes de Podemos en los medios. Arrieritos somos, y en el camino nos encontraremos.


Luis Felipe García-Calvo Rodríguez

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